Datos a tener  en cuenta:

Podéis usar la  harina de cualquier cereal,  ya sea trigo, centeno, avena, etc. Yo os aconsejaría siempre que sea integral ya que a estos no se les ha retirado la cáscara del cereal, que es dónde las levaduras viven, principalmente y las harinas refinadas pues no la tienen.

El agua podéis usar la del grifo, sólo teniendo en cuenta que contiene cloro, así que de usarla sería conveniente que la dejéis reposar al menos una horita antes de usarla. También podéis filtrarla si tenéis filtro en casa o usar agua mineral embotellada (si la botella es de cristal lo bordas), y muy importante que el agua esté a temperatura ambiente.

Cantidades de harina y de agua. Bien fácil, mezclamos la misma cantidad de agua que de harina, en volumen. Es decir, si tomamos 2 cucharadas soperas de harina integral, a continuación, tomamos 2 cucharadas soperas de agua. La medida no es relevante siempre que sean el mismo volumen, puedes cogerlo con vaso medidor, con un vaso normal ...  

Recipiente. Busca uno preferiblemente de cristal, limpio, que sea más alto que ancho y amplio (recuerda que esta masa esta viva y va a crecer en tamaño!).

Reposo.  Cerramos bien el recipiente, con su propia tapa o  con  un trapo limpio, papel de cocina, etc y lo dejaremos reposar a temperatura ambiente, lugar tibio a 20-22ºC, durante 24 horas, así las levaduras y bacterias se desarrollen a la velocidad adecuada.

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